El Nobel de Medicina Randy Schekman critica la “tiranía” de las revistas líderes

Para reforzar su punto de vista, el premio Nobel —que recogió ayer su galardón en la capital sueca— ha anunciado su decisión solemne de no publicar nunca más en Nature, Science y Cell,  las tres revistas científicas con más índice de impacto.
Las revistas Nature y Science, son premio Príncipe de Asturias de las ciencias.
Admite que ha publicado todo lo que ha podido en esas tres revistas, incluidos los papers (artículos técnicos) que le acaban de valer el premio Nobel.
Ha fundado su propia revista electrónica, eLife (), una de las publicaciones científicas “en abierto” que pretenden estimular una nueva era en la evaluación, presentación y divulgación del progreso científico, o una ciencia tres punto cero, no indexada en PUBMED y escrita en la plataforma gratuita WordPress.
Hay otro galardonado con el mismo premio, el biólogo Peter Lawrence de la Universidad de Cambridge, que no solo apoya a Schekman, sino que viene sosteniendo posturas similares desde hace 10 años. “Este asunto viene de lejos y se ha ido volviendo peor en los últimos años”.
“Muchos investigadores son plenamente conscientes de cómo la evaluación del trabajo científico y su tasación por los burócratas está asesinando la ciencia”, dice Lawrence con característica elocuencia. “Por supuesto que todos somos culpables de haber representado nuestro papel, y así lo admite el propio Randy (Schekman); pero es bueno que esté utilizando su premio Nobel para publicitar sus opiniones, y espero que ello incremente la percepción pública de por qué la ciencia ha perdido su corazón”.
El punto principal, entonces y ahora, es que los artículos científicos se han vuelto símbolos para el progreso en la profesión científica, y los verdaderos propósitos de comunicación y registro están desapareciendo”.
Michael Eisen, profesor de la Universidad de California en Berkeley y uno de los fundadores de Public Library of Science (PLoS), la primera y principal colección de revistas científicas publicadas en abierto,  no alberga grandes esperanzas: “Hablando como alguien que ya abandonó esas revistas (Nature, Science y Cell) hace 13 años, y que ha estado intentando convencer a sus colegas para que hagan lo mismo desde entonces, me temo que la estructura de incentivos que Randy denuncia es tan poderosa y ubicua que ni siquiera el liderazgo de un premio Nobel tan brillante y respetado podrá disolverla”.

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